Una Sonrisa Blanca

Siempre alegrándolo todo, con la palabras exactas en historias perfectas llenas de añoranza, así creció ella a su lado, una niña como cualquier otra con un particular cómplice de sus tremenduras no muy común en la actualidad, ella lo sabe bien, mas que un cómplice era su ángel guardián, por donde ella caminara con sus pasitos tranquilos pero sigilosos de curiosidad el la veía, con esos ojos claros tan profundos, que parecía que cuando la miraba aquella niña se perdía en ellos, llenos de sabiduría, llenos de amor, de alegría; así trascurrieron la mayor partes de sus días de niña , fueron tardes y tardes las que pasaron juntos, el se fascinaba con su dulzura ella lo adoraba por su ternura, el le enseño a reír con una singular picardía mientras sentada en la piernas de aquel cómplice llamado abuelo, el le daba de comer orgulloso a la niña de sus ojos.

Hola Don Pepito decía el abuelo, hola Don José contestaba la niña…., entre juegos, risas y tremenduras siempre contaba sus historias, y ella lo escuchaba con atención una y otra ves, las mismas historias que a ella cada día le gustaban más, historias que ella jamás olvidara.

Y una de esas tardes estaba la niña jugando, cuando encontró un bote de pintura; se detuvo a pensar que podía hacer ella con ese bote de pintura blanca. Se pregunto a si misma, ¿Qué pasara si meto los pies en el bote? Después de pensarlo un par de veces los metió, sonreía incrédula de lo que podría pasar si la vieran. Cuando por fin se dio cuenta que se había manchado los zapatos, sin pensarlo salio corriendo en busca de la ayuda de su ángel guardián, tenia que contarle lo que le había pasado, sin duda sabría que hacer. Estaba tan agobiada pensando en que sus padres la regañaran que no pensó que por donde caminaba dejaba las huellas blancas de sus zapatitos pintados por toda la escalera, cuando se dio cuenta fue a buscar algo para limpiarlo, pero no pudo, por mas que lo intento aquella pintura no se quitaba y el miedo se apoderaba de ella, fue entonces cuando se acerco a su abuelo, casi con lagrimas en los ojos le contó lo que le pasaba. El la miro con aquellos ojos claros tan profundos donde la pequeña niña siempre se refugiaba, sin decir nada dejo lo que estaba haciendo y fue a buscar el bote de pintura comenzó a pintar cada uno de los escalones, aquellas escaleras azules con las huellas de una niña asustada comenzaron a cubrirse de blanco, la niña no podría creer lo que estaba viendo y quizás esa tarde no comprendió el mensaje que su abuelo le dejaba.

Ya han pasado muchas tardes y con las tardes los años y su ángel de la guarda estaba a pocos días de alzar el vuelo cuando esa niña hoy una mujer me contó esta historia, yo estaba con lágrimas en mi alma sin que ella lo notara, veía en sus ojos tristes esa sonrisa cómplice que tanto los unió en su infancia.

Pasaron solo unos días, ella entro en su habitación, quizás en su interior dijera “Hola Don Pepito” y en la profundidad de su conciencia el respondiera “Hola Don José”, se sentó a su vera y con el cariño mas profundo que podía existir entre un abuelo y la niña de sus ojos acaricio su cabeza, fue entonces cuando aquel ángel emprendió su vuelo, pero le dejo la lección mas importante de todas, cuando aparezcan huellas en su vida y no dejen que continúe su camino, dejara todo lo que estaba haciendo con su vida, buscara pintura blanca y cubriera cada una de esas huellas y de esos errores con amor, ternura y perdón, y aunque siempre sepa que bajo ese manto blanco están la huellas de una niña traviesa y asustada, surgirá en ella esa típica sonrisa cómplice, porque sabe que el la a ayudado a borrarlas y así será como cada una de tus lagrimas será cubiertas por una sonrisa blanca.

Elizabeth Martínez

2 comentarios:

  1. Hola amiga me gusto mucho tu publicacion
    aparte muchas gracias por tu comentario
    en mi espacio fue un bello alago muy
    alentador para seguir escribiendo de
    la inspiracion de mi alma.
    Recibe un calido abrazo besos feliz semana...

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  2. ¡Me encanta esa historia! Es preciosa y real.
    El protagonista es el hombre más bueno del mundo que adoraba a sus nietos y que tenía especial complicidad con una niña picara, ansiosa por conocerlo todo.
    Gracias, Ely! cada vez que el sobre en el que me la regalaste cae en mis manos vienen miles de recuerdos a mi cabeza...
    Mil gracias!!

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Regalos de mis seguidores

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Enviado por Carlos Rivas http://www.flickr.com/photos/el_artista_ccs/ Muchas Gracias por tu diseño

Dibujado en Palabras



La mayoría de mis escritos están dedicados a los amores de mi vida, otros son sentimientos encontrados, o simplemente pensamientos que rodean mi mente…. Son muchas las cosas que a lo largo de mi vida he escrito, estas son solo algunas de esas tantas...

Gracias a todos los que me siguen hoy y a los que desde hoy me seguirán, porque sin ustedes este mi rincón de sentimientos no tendría mucho sentido.

Elizabeth Martinez.



Dedicatoria:

A mi pequeña Lucia, la que me enseño a caminar otra vez….