
Nuestras manos,
cargadas de frenesí,
se buscan nerviosas,
se entrelazan,
suave tu aliento
acaricia mis labios,
tu mi secreto,
mi delirio,
mi humedad.
Logre verme en tus ojos,
respirar mi olor en tu piel,
tan unidos en un instante,
tan lejanos a la vez,
este descarriado sentimiento
revoluciona mi ser.
Y tu tenue voz….susurrando amor,
y mi frágil mirada…suplicando tiempo,
perteneciéndonos en un instante,
sin poder sentir nuestros cuerpos,
dejando el deseo a flor de piel.
Contengo mis sentidos
destilando lágrimas,
se desprenden nuestras manos,
se separan las miradas,
escucho tus pasos alejarse en la nada,
me quedo inmóvil con el alma agitada,
sabiéndome lejana a ti,
a mí, a lo que pasa.
Sintiéndote en la ausencia….
amándote callada.
Elizabeth Martínez.

No sé cómo he venido ni porqué, pero ahora sé que no he de irme más...
ResponderEliminarCon tu permiso me quedo a disfrutar de tan hermosos versos. Un abrazo!
Muchas gracias Francisco, cuando leo comentarios así me inspiro más y más.
ResponderEliminarQuédate cuanto quieras, siempre serás bienvenido.